domingo, 29 de junio de 2008

Alemania 0 - España 1, Felicitaciones Campeon


Fue un arranque plagado de nervios e imprecisiones. España, sobre todo, salió a jugar con mucha tensión. Hacía todo de manera muy cuidadosa, como con miedo de pisar afuera del plato. Y a los 3 minutos, luego de una indecisión defensiva, Klose se mandó adentro del área y en lugar de sacar de primera el remate cruzado, optó por tirar la gambeta larga que se le terminó yendo por la línea de fondo. Fue una señal de atención para los de Aragonés.


En otra, a los pocos minutos, Ballack encaró como un wing izquierdo (sí, aunque parezca mentira) y tiró un centro llovido al segundo palo, donde no apareció ninguno de sus compañeros para empujarlo adentro. Y en la siguiente, otra vez apareció Klose, quien se perfiló y sacó un remate bajo que el arquero Casillas controló dando un paso hacia delante. Sí, a no dudarlo: en ese arranque de final de Eurocopa, era todo de Alemania.


Los centros se repetían. De la izquierda y también de la derecha. Casillas, siempre muy atento, se vio obligado a salir con sus manos para descolgarlos casi en las cabezas del temible Klose o incluso del insistente Podolski.


A España le faltaba hacer la pausa para que Torres, muy solo arriba, encontrara espacios en ataque. Pero sus intentos, que no eran muchos en realidad, se limitaban a esfuerzos individuales a los que les faltaban claridad.


De a poco, el juego se equilibró. Salió España y casi lo grita, cuando el Niño Torres se elevó entre los grandotes alemanes para meter un cabezazo implacable, de arriba hacia abajo, que s estrelló en el palo.


Ya se jugaba otro partido. O eso parecía. Alemania, que salió a llevarse el mundo por delante, empezó a dar ventajas atrás. Y pagó, cuando un rechazo corto le quedó servida a Torres, quien definió ante la desesperada salida del arquero Lehmann.


Se esperaba la arremetida de Alemania. Y llegó. Pero no se apartó de su receta favorita: centros y más centros. Pudo empatar, es cierto, pero fue hacia delante a los empujones, sin claridad.


España, en cambio, optó por cerrarse atrás y tratar de salir rápido de contra. Torres, un león en el ataque, todas ante marcadores que no sabían cómo hacer para frenarlo.


España, sin tener tanto tiempo la pelota, hacía los merecimientos para aumentar. Iniesta, por ejemplo, aprovechó un nuevo descuido y su remate fue despejado por un rival en el primer palo.


Había que aguantar el final. Y España, como a lo largo de todo el torneo, lo hizo jugando, creyendo en su fútbol, en su convicción, en su idea de manejar la pelota y desgastar al rival. Mientras Alemania se resignaba impotente, los campeones entregaban una imagen de suficiencia absoluta. Y nadie, a esta altura, discute que fueron los indiscutidos campeones de esta Euro 2008.

Nota: pido disculpas por haber dudado de este equipo.

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